viernes, 6 de febrero de 2009

Videojuegos, ¿arte o entretenimiento?


He encontrado un artículo que explica el arte de los videojuegos. Estoy de acuerdo con él, pero creo que todo se debe tomar en su justa medida, y que hay vida después de la pantalla. Si esto lo tienes claro, entonces realmente te divertirás jugando. Disfrutarlo.




Los ojos de Otacon presagiaban lágrimas. Sunny contestó ese gesto con una desalentadora mirada hacia él con el deseo de encontrar un atisbo de mentira en sus palabras. La inconfundible humedad de una lágrima se desvaneció en mi camiseta dejando tras de sí una mancha circular tan pequeña como todo lo que me rodeaba en aquel momento. Si, todo era pequeño. Mi mundo estaba delimitado en ese instante por las cuarenta y dos pulgadas de mi televisor. Y el tiempo se había parado, pero no para todos.



“Deja de jugar con los muñequitos esos que quiero ver el informativo”



Las palabras de mi padre no fueron sino la representación acústica de lo que hoy en día aún es una realidad; para gran parte de la sociedad este hobby es inmaduro. Es cierto que, afortunadamente, cada vez se está reduciendo más el número de gente que ve los videojuegos como un entretenimiento vano, superficial e infantil. Sin embargo, muy a nuestro pesar, habrán de pasar algunos años más para que los videojuegos sean tan reconocidos por la sociedad como el cine o la música.



La memoria colectiva de la sociedad en general asocia la palabra videojuego a una sucesión de muñecos a los que hay que disparar, un mata-mata. La tendencia actual es identificar el jugar con echarse unas risas con los amigos a un juego social. No conciben que un juego pueda tener una carga narrativa suficiente como para generar emociones en quien lo juega más allá de la satisfacción de “pasar de pantalla”. Y eso no es lo peor, sino que los sujetos más tercos directamente se niegan a sí mismos la posibilidad de comprobar que están equivocados. Expondré aquí mi experiencia personal con la gente que me rodea, una guerra pacífica cuyas armas son la argumentación razonada para que esos reticentes comprendan que esta afición puede ofrecer, y de hecho ofrece, unas cotas de diversión, inmersión, emoción y cultura tan altas como las de cualquier otro entretenimiento generalmente aceptado.



Al preguntar a gente ajena a este mundillo qué es un videojuego sólo encontraremos medias respuestas, balbuceos y cavilaciones sin sentido que no hacen sino demostrar la completa ignorancia en la que se ven sumidos. Tal desinformación sobre qué representa la industria del ocio electrónico a día de hoy confirma que a ésta le queda un arduo camino por delante hasta consagrarse como una de los grandes de manera popular. Lo puedes comprobar por ti mismo haciendo un sencillo experimento; preguntar qué es un videojuego al azar entre tus padres, tíos o conocidos ajenos a esta pasión.



Podríamos pensar que influye el factor de la edad. Teniendo en cuenta que los videojuegos son un entretenimiento muy joven con respecto al cine, la música, la literatura o el teatro, podemos comprender que un determinado segmento de la población no haya tomado contacto nunca con ellos simple y llanamente debido a que de pequeños jugar ante una televisión controlando algo por sí mismos era poco menos que una quimera. Lo que no puedo entender es la absoluta estrechez de miras de la que hacen gala algunos ante la posibilidad de comprobar por sí mismos lo que puede llegar a ofrecerles la experiencia de ponerse a los mandos de un pad o del binomio teclado/ratón.



De otro lado están los que a pesar de haber crecido en una época en la que los videojuegos eran ya una opción de entretenimiento, simplemente no la hicieron suya por unos u otros motivos. Pero precisamente son estos individuos los que menos comprenden los motivos por los cuales somos seguidores de este entretenimiento. Miren ustedes, me parece muy bien que eliminen, o directamente no consideren, a los videojuegos como una forma de ocio que resulte satisfactoria pero lo que no se puede consentir es que se menosprecie no sólo el videojuego como arte, sino como entretenimiento mismo relegando a aquellos que nos divertimos con ellos poco menos que a inadaptados sociales. Sinceramente, como descendiente de granjeros que soy, no me queda sino emplazaros a que visiten el lugar donde cierta ave ovípara pica.



Y el último eslabón de la cadena somos nosotros. Los aficionados a este divertido placer de vivir experiencias digitales. No nos engañemos, mucha gente tiene desvirtuada la imagen de aficionado a los videojuegos asignándonos el rol de persona inmadura con cierta tendencia a la inadaptación social. Sinceramente, no creo que podamos hacer mucho para cambiar esa imagen errónea. ¿Quién no ha escuchado alguna vez la tan manida frase “los niños de hoy ya no salen a jugar a la calle, están locos con las maquinitas”? Me pregunto porqué la sociedad mira los videojuegos con el ceño fruncido, porqué optan por desdeñarlos como primera opción, porqué los infravaloran antes siquiera de intentar conocer que es lo que verdaderamente son. Pero no hallo respuestas. Tan sólo la mía, son entretenimiento. Tan sencillo a la par que complejo.



Podríamos intentar explicar lo que sentimos con ese determinado juego que hace que se nos salten las lágrimas, podríamos describir como se nos ponen los vellos de punta al escuchar esa banda sonora épica mientras un torbellino de sensaciones nos catapulta a un mundo extraordinario, podríamos narrarles la sensación de estar en el epicentro del campo de batalla más sangriento que puedas imaginar, podríamos…siendo franco, todo sería inútil. Lo único que podemos hacer es esperar a que el tamiz del tiempo haga pasar los años que sean necesarios hasta que los que ahora disfrutamos de este hobby veamos a nuestros hijos adentrarse con ilusión en una forma de ocio que, a buen seguro, cambiará sus vidas para siempre. Pero hasta entonces me aferro a las palabras de un genio para vislumbrar un poco de luz al final del túnel.




Fuente del artículo

miércoles, 4 de febrero de 2009

Para llorar, o para reir


He sacado de un blog que he encontrado un artículo escrito que me ha parecido bastante bueno:

Después de que en la entrega de los Goya, hubiera declaraciones en las que se afirmaba que las descargas estaban matando el cine español, he decidido hacer un recuento de las películas españolas que me he bajado de las redes P2P en los últimos 3 o 4 meses. Después de hacer cuentas me he dado de cuenta de que solo me he descargado “El próximo oriente” porque me gusto el otro día cuando la vi por la tele.

Lo siento, pero es me cuesta hacer una lista con 10 películas españolas del 2008 si no es copiando la lista de los ganadores de los Goya.

A veces me alquilo una película española en el videoclub, pero es porque antes la he visto en las redes P2P o en usenet, porque sino en la mayoría de los casos ni siquiera me hubiese enterado de que existen.

Fuente del artículo

El cambio


Hola a todos, disculparme por no escribir a menudo.



Cuando pasa el tiempo muchas personas cambian, para mejor o para peor. El simple hecho de cambiar no es malo, pero muchas veces veremos obligados a cambiar con nosotros a las personas que nos rodean.



Nada es eterno y todo es perecedero. Las cosas no son de la misma manera siempre e irán modificándose a medida que pasa el tiempo. Entonces nos tendremos que adaptar a ellas, u olvidarlas. El camino más fácil no siempre es el mejor, ni el más difícil el correcto.



Cuando las cosas cambias tu (y solo tu) debes tomar la decisión de acompañarlas y adaptarte a esos cambios, o de dejarlas seguir su camino e iniciar (o continuar) el tuyo.



Las cosas cambian, los amigos, la vida, el euribor... algunas son inevitables consecuencias de nuestras malas (o buenas) acciones, otras se escapan a nuestro control.



Mi consejo respecto a las personas (sacado de un fragmento de una canción) es que nunca cambies, se tu mismo porque eso es lo único que te quedará eternamente.



"No cambies, evoluciona"